1. Vacía tu maleta.


Las madres latinoamericanas tienen la costumbre de enviarles regalos a todos sus parientes cuando alguien se va de viaje. Lo más cómico de todo es que el medio que utilizan para su cometido es el equipaje del viajero. ¿Te ha tocado ser ese mensajero? 


Aunque parezca divertido al recordarlo, en realidad, a veces puede ser un poco incómodo, pues entran tantas cosas para otros en la maleta que no queda mucho espacio para lo que realmente necesitas.


Lo mismo sucede con la maleta de nuestra vida. Vamos arrastrando un equipaje lleno de cosas de años anteriores. Cargamos con muchos objetos que hacen la maleta pesada, y aún peor, que nos quitan el espacio para lo que verdaderamente precisamos llevar.


¿Qué debemos sacar de allí? Puede ser alguna mala situación que nos ha obstaculizado volver a intentar. Tal vez sea aquella duda que no nos permite avanzar o aquellas palabras hirientes que hemos guardado en el corazón. 


Es importante saber que no estamos obligados a cargar con esas cosas, ya que no nos pertenecen, le pertenecen al pasado. ¿Qué tal si las dejamos allí? 


Necesitamos hacer espacio para todo lo bueno que Dios quiere darnos en este año. Esas nuevas experiencias y lecciones, esas nuevas personas, esos nuevos logros… 


Para tener un año bendecido es necesario hacer lugar para las bendiciones. Sé que es difícil esperar lo mejor cuando miramos atrás y recordamos lo malo que ha sucedido, pero recuerda que Dios puede hacer que todo obre para bien. Hoy es una nueva oportunidad de vivir de manera diferente, de vivir por fe y no por temor, de aceptar y dejar ir.


Llevemos una maleta llena de esperanza, amor, gozo, paz, paciencia y sueños. Dejemos atrás lo que sólo ha sido una carga y observemos cómo Dios nos ayuda a llenarla con lo que realmente vale la pena. Yo ya preparé mi maleta para este viaje, ¿Tú qué estás esperando?


Actividad: Piensa en tres cosas que crees que has estado cargando por mucho tiempo y que te han estado dominando. Entrégaselas a Dios y pídele que te ayude a no dejar que sigan siendo parte de ti.

  


2. Una meta que alcanzar.


¡Wow, por fin un nuevo año! Me siento muy animada y lista para darle con todo. 


La verdad es que cada persona empieza el año de manera diferente, así que les pregunté a algunos de mis amigos cómo se sienten cuando llegaba un año nuevo, qué cosas hacen y si se proponen a algo. Estas fueron algunas de sus respuestas:


-“Para serte sincero, no me propongo muchas metas porque sé que no las voy a cumplir todas, pero me siento feliz por terminar un año y estar vivo.”


-“A veces me siento bien, otras veces no le doy mucha importancia, todo depende de que cómo termine el año. Si tengo metas, inicio con siete aproximadamente.” 


-“Por lo regular, espero el nuevo año en modo reflexivo, hago un análisis de lo que quiero y de cómo estoy en el momento.”


-“Cuando empiezo el año siento que tengo la responsabilidad de cumplir con todo lo que quiero y de crear hábitos que me ayuden a superarme.”


-“Creo que no sirvo para esto. Llegó un nuevo año, quiero pasar la universidad y a lo mismo de siempre.”


¿Te identificas con alguna de estas respuestas? Cada una de ellas tienen un factor común, todos se proponen al menos una meta. Sea cual sea tu actitud para este nuevo comienzo, es importante que tú también las tengas para hacer de este año uno con sentido. Las metas nos ayudan a trabajar en base a algo, creando disciplina y responsabilidad en el camino. ¿Qué cosas quieres hacer? Establece objetivos que sepas que puedes cumplir, pero que a la vez te reten. 


Mientras estemos vivos, siempre tendremos la oportunidad de cambiar y mejorar, así que aprovécha. Cierta vez un amigo me dijo que no tenía ninguna meta, que iba a dejar que todo fluyera. ¿Crees que él va a tener un año con significado? En lo absoluto. Las cosas no solo pasan, nosotros tenemos que hacerlas pasar. 


Dios no te trajo a este mundo para vivir sin sentido, Él quiere verte crecer, superarte y alcanzar lo que deseas. Él ya tiene muy claro los planes que tiene para contigo. Nuestros objetivos en la vida pueden cambiar, pero Dios sigue siendo el mismo, siempre dispuesto a fortalecernos y ayudarnos a lograr cualquier cosa si es su voluntad.


Actividad: Escribe en tu celular o en una hoja 10 metas que quieres alcanzar este año, desde las más sencillas hasta las que más trabajo conllevan. Identifica qué hábitos necesitas desarrollar para lograrlas.



  


3. Cree en ti.


Nos resulta fácil ver lo bueno que hay en todo y en todos. Nos pasamos la vida admirando y elogiando el talento y la apariencia de los demás, y eso está excelente. Pero cuando se trata de nosotros mismos parece no ser tan sencillo. Lo quieras o no, vas a pasar la vida entera contigo mismo, no lo hagas ignorando tu valor.


Dios nos creó a cada uno con talentos y habilidades distintas, nos hizo a su imagen y semejanza y tiene un pensamiento muy alto acerca de nosotros. Él ve todo el potencial que tienes, y en su palabra te ha dejado tantos recordatorios de lo importante y valioso que eres, porque sabía que en algún momento podrías olvidarlo.


Creer en ti y apreciarte es vital. ¿Cuántas cosas no has hecho por pensar que no tienes lo necesario? A veces perdemos grandes oportunidades por no confiar en que somos capaces. Quiero que empecemos un año de bendiciones, no de dudas. Este es un año de confianza, no de temor. Este es el año de aceptar retos pues “todo lo que deseas está al otro lado del miedo.” -Jack Canfield.


Aquí te dejo cuatro tips cortos que te ayudarán aumentar la confianza en ti mismo:


1. Piensa que puedes. Todo empieza en la mente, por eso es importante tener pensamientos positivos. El primer paso para lograrlo es creer que puedes hacerlo.


2. Habla con las personas que te aman. La gente que te aprecia usualmente ve cosas en ti que tú no y te recuerda lo valioso que eres. Reúnete con personas que te hagan sentir necesitado y amado (por ejemplo, Dios).


3. Encuentra algo que te interese o que se te dé bien. Es mucho más fácil, me atrevería a decir que, hasta placentero, luchar por algo que realmente nos gusta. Asegúrate de buscar cosas que de verdad te apasionen, así tu voluntad y esfuerzo serán mayores.


4. Cree en lo que Dios dice de ti. Eres tan importante que si Jesús tuviera que dar la vida otra vez por ti, lo haría. En la Biblia hay un montón de hermosos versículos dedicados especialmente a ti. Dios dice que eres amado, que eres fuerte, que eres valioso y que eres capaz. Si el Rey del universo cree en ti, ¿Por qué no hacerlo tú?


En este día puedes elegir dejar de dudar de ti. Este puede ser un año en el que cada vez que te mires en el espejo, veas a alguien hermoso y completo en Cristo. No dejes que la inseguridad y el miedo tomen el control de tu vida, Dios ya tiene el control de ella. 


Actividad: Identifica tres cosas que te cuestan aceptar de ti. Lo que puedas cambiar, hazlo; lo que no puedas cambiar, ámalo.




Si no lo has hecho, puedes leer mi plan “A través del lente divino”. Es una serie de devocionales que nos ayudarán a mejorar nuestra autoestima y amor propio al vernos como Dios nos ve.

  


4. El mejor equipo


Como en la escuela, donde todos quieren hacer grupo con la más inteligente, en la vida también debemos buscar personas que nos ayuden a triunfar. Durante este plan te he dado tres pasos que puedes seguir para empezar un año bendecido, pero guardé lo mejor para el final.


La vida es mejor cuando tenemos buena compañía; las cargas se hacen más livianas y el camino menos duro. Por eso es bueno que tengamos un equipo, no tienes que ser tú solo contra el mundo.


Quiero recomendarte a alguien que conozco para que consideres hacerlo parte de tu vida. Él es un amigo leal y cuidará tu espalda. TODO, absolutamente todo, le sale bien. Siempre gana, no hay ninguna batalla que le haya visto perder. Es muy bondadoso, cuando te falte o necesites algo, podrás obtenerlo con Él. No dejará que te desanimes, estará a tu lado para apoyarte en tus proyectos. Estará contigo en tus momentos más difíciles y te ayudará a seguir adelante. Es una persona real, te dirá cuando te estés desviando de tu camino y te aconsejará para que vuelvas a encontrar tu rumbo. Lo mejor de todo, es que ya hablé con Él y está dispuesto a formar parte de tu equipo. Su nombre es Jesús, ¿Lo conoces?


Mientras comienzas este nuevo año, pide primero la bendición y la aprobación de Dios. Haz equipo con Él hoy. Dejemos de luchar tanto contra Dios, permitámosle encaminarnos y confiemos en que Él nos llevará no a donde queremos, sino a donde necesitamos ir. Andar con Dios es caminar seguros, pues Él nos dirige y nos guía.


Nos espera un año lleno de bendiciones y experiencias; estoy tranquila porque pertenezco al grupo de un ganador. Habrán desafíos, no todo será color de rosa, pero es allí cuando Dios nos muestra su poder y cuidado.


Recuerda: Vacía tu maleta, dejando todo lo malo atrás. Ponte metas que te ayuden a tener un año con propósito. Mírate como Dios te ve; puedes con todo. Y, por último, pon tu vida (año) en las manos de Dios.


Dios + tú = Victoria segura. ¡Hasta la próxima!